Al parecer, padre e hija ya se han dedicado repetidamente a los placeres sexuales, ya que la chica tiene experiencia como antigua zorra, y no se avergüenza en absoluto de su antecesor. Sus ojos desvergonzados excitan aún más al viejo, que ya no se acuerda de su estatus.Las caricias orales de ambos se convierten en una dura follada, y la rubia ruge de placer, sin olvidar sonreír dulcemente a su papá.
Moro se folló a su amiga de pelo oscuro muy bien con su gruesa polla, y a juzgar por los gemidos de la chica ella recordaría este polvo durante mucho tiempo, creo, porque nunca había tenido una polla tan gruesa.